martes, 27 de julio de 2010

El comercio de los animales silvestres en Argentina: Un comercio muy redituable

El tráfico ilegal de animales en la argentina moviliza más de 400 millones de dólares anuales, solo detrás del tráfico de armas y de drogas, según un informe emitido por Fundación Vida Silvestre.

La venta de animales salvajes como mascotas es un mercado muy redituable y del que poco se habla. No mucha gente comprende los riesgos sanitarios, ambientales, económicos o sociales que ocasiona la compra de animales silvestres aún cuando lo hacen para liberarlos luego.
Según Claudio Bertonatti, director de la Fundación Vida Silvestre Argentina, el tráfico es una de las grandes causas de extinción de animales y produce la desaparición de ecosistemas:“La gente debe saber que los traficantes transportan cruelmente a los animales, escondidos en baúles, encerrados en cajas o valijas y termos o tubos, son drogados, atados embalados sin ventilación y a oscuras y a veces mueren por asfixia, pérdida de sangre o en su propio vomito u orina". Solo uno de cada 5 animales sobrevive hasta su comercialización.
El informe de la fundación destaca además que “algunas personas son conscientes de la prohibición de tener fauna silvestre en cautiverio, pero igual lo hacen; otras, obran mal simplemente por ignorancia”.
Según indicó una voluntaria de la reserva ecológica Rivera Norte, entre las ferias más reconocidas y concurridas se encuentran la de Pompeya, ubicada sobre la avenida Sáenz y la de Villa Domínico, en el partido de Avellaneda. Los voluntarios de la reserva agregaron que hasta hace poco en el Mercado de Frutos de Tigre también se realizaba la venta ilegal de animales.
La ley es clara. A nivel federal, el Decreto Reglamentario 666/97 de la Ley de Fauna 22.421/81 establece en sus artículos 48º y 49º  “que los animales no pueden ser liberados cuando la especie y el hábitat no sean los adecuados y se los debe derivar a zoológicos oficiales, o simplemente deben ser sacrificados”.
Y esa misma la Ley de Fauna 22.421/81 dice en su Artículo 6° que "Queda prohibido dar libertad a animales silvestres en cautiverio, cualquiera fuese la especie o los fines perseguidos, sin la previa conformidad de la autoridad de aplicación" A esto último hay que señalar que se realizan muchas liberaciones espontáneas, incluso dentro de los mismos parques nacionales.
Fuentes de la Reserva Ecológica Ribera Norte afirmaron que “si bien existen legislaciones que prohíben la actividad, en las provincias no se cuenta con la cantidad de inspectores necesarios para controlar el tráfico dentro del territorio nacional. En Buenos Aires, donde es más alto el índice de ventas de animales silvestres, solo hay cuatro inspectores”.
Hay que destacar que las ferias no están excentas de denuncias, sino que solo algunas de ellas tienen sentencia y los menos condenan a los infractores: “A veces la información con respecto a un posible allanamiento puede ser filtrada y las ferias se desmantelan antes de verificar la denuncia”, dijo Gustavo Aparicio, educador ambiental de la Reserva Ribera Norte. Aparicio añadió que “no es de extrañarse que existan inspectores de fauna, guarda faunas, guarda parques o miembros de las fuerzas de seguridad que se vean arrastrados a no realizar procedimientos de control por no tener un lugar donde derivar los animales.
 “Hay que destacar que los organismos que hasta ahora los han recibido, como algunos zoológicos o Temaikén, tienen una capacidad de carga limitada, y no cuentan con recintos preparados para recibir la diversidad de especies y en distinto estado sanitario. Menos esperable todavía es que puedan albergarlos en un sitio de cuarentena ideal y que luego ingresen a planes de cría o rehabilitación con miras a futuras liberaciones en sus hábitat naturales”.
Hay que tener en cuenta que los traslados de animales a su hábitat natural no siempre son posibles o son lentos porque la legislación no ampara a los centros de rehabilitación y dentro del territorio nacional es imprescindible una “guía de tránsito” para la circulación de animales de una provincia a otra, una verdadera pérdida de tiempo, porque muchos animales terminan improntándose, es decir dejan de ver al ser humano como un peligro, lo que provoca que al momento de ser liberados no puedan sobrevivir en su hábitat natural.

La Reserva Ecológica Rivera Norte
Esta reserva cuenta desde el año 1994 con uno de los más conocidos centros de rehabilitación de Fauna Silvestre. Este grupo fue creado con el trabajo de los voluntarios, veterinarios y un Coordinador de Fauna.
Dentro de la comunidad de San Isidro, el grupo se encarga de atender a los animales decomisados o los que son llevados por particulares.
Al ingresar a la reserva, estos animales son rehabilitados para su posterior liberación. Ocurre en algunas oportunidades que el animal está improntado, por lo que es necesario que sean derivados a zoológicos o se den en adopción.
Quienes se hacen cargo de la reserva no hay apoyo por parte del gobierno y la ley pese a conocer el centro no lo tiene permitido dentro de la legislación.

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