Nunca más. La consigna que recuerda a los 30.000 "desaparecidos" en contra de su voluntad. Aquellos compañeros que por su causa peleaban en contra de un proceso, pedían voz, dejar de ser perseguidos, un país mejor y tantas causas justas.
Muchos hablan de montoneros. Lo cierto es que no hubo 30000 de ellos. Que se fueron tíos, primos, amigos, gente que peleaba y otra que callaba como pedían esos gobiernos militares.
Hoy en democracia seguimos teniendo desaparecidos. Dos casos enigmaticos son los de Julio López y de Luciano Arruga. El primero, un albañil oriundo de La Plata está desaparecido desde 2006 después de declarar contra Miguel Etchecolatz, y en el caso de Arruga un joven de 16 años buscado desde 2009 cuando iba a la casa de su hermana.
35 años de silencio y se siguen callando voces. En estos años, además de Julio o Luciano, dejamos de escuchar a Silvia Suppo, Mariano Ferreyra, los jóvenes asesinados en Bariloche y en el Indoamericano y los Qom de Formosa.
La idea de las desapariciones es que el tiempo suele llevar "al olvido" para algunos. Pero se demostró que no es así. Que personas que, como yo, nacieron en la democracia pero recordamos un pasado que temieron nuestros padres, tíos, abuelos y pensamos que hablar de derechos humanos, es extenderse a justamente aquellos derechos a vivir que todos tenemos.
Algunos decidimos no dar la espalda a la trata de personas, a la impunidad, la represión o a cualquier cosa que vaya en contra de la vida, de los derechos (también sabemos que hay obligaciones).
Nos enojamos cuando vemos personas que no comen, y como los recursos desaparecen. Niños desnutridos que viven en un país tan amplio y rico. Tenemos un territorio federal, que hoy olvida las provincias, las deja incomunicadas. Dejar sin transporte, sin escuelas, sin trabajo. Esto es "hacer callar a un pueblo".
La consigna "nunca mas" no se refiere a solo evitar un gobierno militar, si no a asegurar que ciudadanos no se maten entre ellos, asegurar trabajo y no solo planes sociales que hoy llegan a unos pocos y no son los que sufrieron hambre, los que no saben el valor de trabajar. No se mata el hambre solo con pescado. Progresismo no es vivir hoy, sino asegurar el futuro que no se aseguró en la dictadura.
Permitir que sigan las puertas abiertas a aquellas corporaciones que se llevan un 99% de las ganancias que obtienen por los recursos es olvidar al pueblo, silenciarlo y llevarlo a la muerte.
Nunca más significa más que los años de la dictadura. Nunca más significa dejar que el pueblo hable. Seguro que tiene mucho que decir.
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