Matanza Riachuelo: El río más contaminado del mundo

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Mientras el gobierno y centenares de personas debaten sobre la contaminación que causaría la instalación de la papelera Botnia en Fray Bentos sobre el río Uruguay, dentro de nuestro país tenemos más “Botnias” y más contaminación.

Uno de los casos más conocidos es el del río Matanza-Riachuelo, contaminado desde 1830. Allí mueren alrededor de 27.000 personas diariamente. En aquel lugar  incluso más de la mitad de la gente tiene un 50% de metales como bromo y zinc en la sangre.

Los niños son los más vulnerables. Por lo menos un 30% de los menores de 18 años mueren por consumir agua contaminada, y la cifra asciende más de un 10% si contamos a quienes mueren por consumir los alimentos que ellos mismos cosechan en sus huertas y granjas.

Mientras tanto muchos nos preguntamos: ¿Podemos llamar río a 8.500 toneladas de hierro, barcos hundidos, y 4.000.000,0575 m³  de barro contaminado? Según los estudios realizados por “la Asociación Vecinos de la Boca” no podemos. La agrupación  se encarga desde hace 9 años de concientizar a la población que habita en la zona, de exigirle al gobierno que se cumplan las leyes actualmente vigentes para que no se contamine más y  de intentar insertar el tema de la contaminación en la agenda pública entre otros. La asociación barrial en conjunto con ONGs que se encargan de la protección del medio ambiente, le ha exigido al gobierno que realice un estudio epidemiológico. ¿La respuesta? El ministro de salud, Gines González García dijo “no es necesario porque ya se sabe que el Riachuelo esta contaminado”.  

Las criticas de lo que hacen otros países con el medio ambiente son moneda corriente. La instalación de Botnia ha provocado un movimiento político y social que no se ve muchas veces. El gobierno ha hecho un juicio a La Haya, ha viajado a Entre Rios y a Uruguay con varios gobernadores para exigir la retirada de Botnia, pero del caso del “río más contaminado del mundo” nunca se ha hecho cargo. Mientras quienes viven en zonas aledañas a la cuenca se intoxican hasta con el alimento que consumen. Además los estudios demuestran que de las más de 1.000.000.000 de personas que viven en la zona, un 55% no tiene cloacas y realizan pozos ciegos que por la falta de profundidad contaminan las napas freáticas, de donde la mayoría de la población saca el agua para beber”. La “cloaca a cielo abierto” como la llaman los vecinos, está matando a todos los argentinos uno a uno, y además está agotando el mayor recurso de agua dulce que hay en Sudamérica. ¿Una papelera extranjera? No, los responsables del 90% de  la contaminación no biodegradable son 65 empresas, solo el 3% de las industrias contaminantes tienen instalados procesos de depuración. La contaminación que recibe la cuenca equivale a 100.  El río recibe día a día 125.000 m3 de efluentes industriales a través de conductos cloacales y pluviales y 375.000 m3 de aguas servidas.

No se trata solo de la contaminación que sufre el agua, sino de los daños que provoca en la sociedad. La gente que habita en las cercanías sufre de perjuicios irreversibles. Los daños neurológicos, renales, gastrointestinales, neumológicos, dermatológicos, las malformaciones y los cánceres que sufre la población acortan la expectativa de vida, y además la calidad de la misma, lleva a muchos a realizar acciones que son tan perjudiciales para ellos como para los demás. Eso queda demostrado cuando nos referimos a los índices de delincuencia en la zona. Mucha de la gente que sufre algún daño causado por la contaminación tiene muchas dificultades para conseguir un trabajo digno y se dedica a delinquir. La falta de educación además hace que además tengan menos recursos para abandonar la zona, y que se vea obligada a sobrevivir.

Para solucionar este problema es necesario que se respeten muchas leyes existentes para lograr frenar la contaminación. Hace falta educación para que esas leyes se respeten por quienes viven en la zona y por quienes trabajan allí. La educación y  trabajo podrán devolverle la dignidad a quienes hoy respiran ese “veneno mortal”. 

Archivo propio del 18/11/07